Cuando nos
enfrentamos a una pregunta tan simple como la de ¿Quién soy? Para muchos supone
un quebradero de cabeza sin embargo otros podrían escribirte cientos de páginas
sin el mínimo atisbo de cansancio. Podrían enfocártelo desde un punto de vista personal,
o desde un punto de vista de reconocimiento social. Hay gente a la que se le
conoce por lo que ha conseguido, a otra gente se le conoce por la relevancia que
sus obras han alcanzado. Hay autores de los que se podría hablar por la
influencia que recibieron, o porque fueron influencia para alguien. En
definitiva, hablar de uno mismo puede ser para algunos más complicado que subir
el Everest sin oxígeno o más fácil que cocinar un huevo frito (aunque hay gente
que no está hecha ni para eso).
Cuando
yo me pregunto a mi mismo quien soy, no puedo dejar que mis obras hablen por mí
mismo, aún no he hecho nada que haya alcanzado relevancia mundial; la gente no
me conoce más allá del mundo en el que me muevo, puesto que todavía no he
conseguido alcanzar mis objetivos; mis influencias no van más allá de lo que he
recibido por parte de mis padres pero puedo responderme a mí mismo por la
cantidad de sueños que tengo. Sé que aún no he conseguido mucho en comparación
con mucha gente, pero sé que los grandes caminos empiezan con un pequeño paso,
y que las personas son tan grandes como los sueños que ellos desean alcanzar.
Por el momento, no voy a desvelar nada de mi, pero no descarto hacerlo en algún momento. De momento os dejo mi nombre Pablo. Jajajaja.
No hay comentarios:
Publicar un comentario