lunes, 12 de noviembre de 2012

Técnica util para trabajar la empatía..

En la entrada de hoy os introduzco una técnica muy util para trabajar la empatía, es decir, ponerse en lugar del otro, comunicar comprensión y respeto y comunicar verbal y no verbalmente. La técnica recibe el nombre de sillas o posiciones perspectivas.

A partir de una situación cotidiana que cause un conflicto a un individuo vamos a trabajar diferentes perspectivas de la situación para que él se pueda poner en el lugar de los demás. Es una técnicas que exige mucho del individuo, en la que se pueden utilizar tantas posiciones como creamos necesarias y que tiene diferentes forma de uso. Se trabajará de manera individual y se requieren dos sillas y un espacio para trabajar las perspectivas. Otra variante es el uso de marionetas.

Pongamos un ejemplo: Un chico vive con sus padres y con su hermano. Los padres de estos se van todos los fines de semana al campo. Es responsabilidad tanto para el chico como para su hermano tener la casa ordenada el día que estos vuelvan, es decir el domingo. Evidentemente, se reparten las tareas para que uno las haga el sabado y otro el domingo. Lo que ocurre es que el hermano de este, tiene 30 años, trabaja y cuando le toca hacer su tarea los domingos, alega que esta cansado, que él ya trabaja entre semana y no ejerce sus obligaciones. La consecuencia de esto es que los padres discuten con los dos. Para el chico más joven que va a clase entre semana, pero si cumple con sus obligaciones los sabados, supone un conflicto tanto con su hermano como con sus padres, que no valoran, ni reconocen lo que el chico hace tanto a lo largo de la semana como con sus obligaciones en la casa.

En la técnica, como ya explique se pueden utilizar tantas posiciones como queramos pero hay varias de ellas que son clave. Partiremos de una posición donde haya dos sillas que se encuentren en frente de la otra e iremos variando la posición según avance la técnica.

En la primera fase, el chico se sentará en una silla, ofrecerá su punto de vista, lo que significa para él, lo que le hace sentir la situación, cual cree él que es el problema, lo que ha hecho para arreglarla, lo que se le ocurre. Queremos obtener un punto de vista personal y conocer la situación desde su punto de vista. Nos ofrecerá una visión de la situación para saber que preguntas iremos haciendo a lo largo del resto de perspectivas.

Tras esta primera fase, el chico se levantará de la silla y se sentará en la de enfrente. Se pondrá en el lugar del otro afectado y responderá como si fuera él. Evidentemente, es más complicada porque obliga a ponerse en el lugar del otro, pensar como él, y no como él cree que pensaría. Será la fase a la que más tiempo se le dará ya que es donde se producirá el ponerse en el lugar del otro. Y responderá a preguntas como que sueles hacer con tu vida, como ve él el problema, como se siente con la situación. Obligamos al individuo a pensar como el otro.

A partir de la segunda fase, el resto de fases no son obligatorias pero si necesarias, ya que enfatizarán más en el tema de empatizar.

La tercera fase implica ponerse en el punto de vista de un observador. El chico se levantará y se situará en una posición donde pueda observar las dos sillas. Implica un punto de vista externo de la situación, subjetivo donde las emociones no afecten en la percepción que tenemos de la situación. Por ejemplo, se podría preguntar que sensación te transmite, que ves, que alternativas se te ocurren, que propuestas planterarías. En esta fase, se abre la mente y se proponen soluciones y una visión más precisa y subjetiva de la situación. Es complicada, ya que su opinión previa de la situación siempre afectará pero debemos intentar que la vea como si el no fuera un afectado.

La cuarta fase implica dar un paso más allá. Podría ser verlo desde el punto de vista de un niño de cinco años. Lo que queremos es que vaya más allá. Que se fije en los detalles, la comunicación no verbal, los elementos que no han entrado en juego en otras fases. Todos sabemos que un niño no llega a emplear el lenguaje como un adulto, sin embargo, se fija en detalles que un adulto da por hecho o asume ya que son normales. Por lo tanto, la perspectiva de un niño puede ayudarle a que se de cuenta de que emociones son ideales para él, y le gustaría que existieran. Los gestos, las caras, las miradas, todas estas emociones que se manifiestan tanto en el rostro como en el cuerpo humano.

A partir de esta fase, ya depende de nosotros cuantas fases más querramos trabajar y cuanto queramos adentrarnos en el tema de la empatía. Pero para cuando lleguemos a la cuarta fase, el individuo ya debe estar suficientemente concienciado de la perspectiva que tienen todos los individuos que participan en la situación y sabría que sienten, piensan, y porque actuan de la manera que lo hacen. Es de gran ayuda, para intervenir en cualquier situación cotidiana y alcanzar la mejor solución posible para superar cualquier problema.


No hay comentarios:

Publicar un comentario